Basses de Superna y Pas d'en Radó

03-ene-2017+ ficha- fichaGalería de fotos Esta ruta, se la dedico especialmente a nuestro querido amigo Bernhard Wiesner; alemán de nacimiento, pero enamorado de Mallorca y de la Serra de Tramuntana, fallecido en un fatal accidente de tráfico en marzo del pasado año 2017.
La ruta de hoy nos permite conocer unas balsas de la finca de Superna, que imagino de uso ganadero, el Pas d’en Radó, y un sinfín de caminos, zonas de explotación carbonera, hornos de cal...y casi siempre dentro de un magnífico encinar.
En esta ocasión –y como en tantas otras- nos guió el amigo e incombustible Pep Torrens. Este texto es una transcripción bastante libre de su relato de este día. También debe tenerse en cuenta, que casi toda la ruta discurre por propiedad privada, por lo que deberemos disponer de permiso previo de los propietarios, si no queremos arriesgarnos a que nos expulsen.
Iniciamos la ruta en el kilómetro 8,600 de la carretera Ma-1101 de Esporles a Puigpunyent; a la izquierda de la carretera hay espacio para dejar los coches. Frente al aparcamiento, al otro lado de la carretera, veremos un cerramiento de rejilla, fácilmente superable por la esquina, donde hay una portezuela.
Entramos en una zona de cultivo y vamos por la derecha, junto al torrente, hasta una rejilla que encierra un viñedo. Tanto podemos cruzar el torrente unos metros antes de llegar a la rejilla, como seguir un poco el sendero junto a ésta, para cruzarlo en un punto bastante evidente. Si hemos seguido esta última opción, al atravesar el torrente, nos encontraremos en medio de dos paredes de piedra en seco, donde giraremos a la izquierda. Casi enseguida, encontraremos otra pared seca frontal, donde giraremos a la derecha hasta un amplio camino, que seguiremos hacia la izquierda.
Por este camino, a 8’ del torrente, encontramos un establo moderno, que dejamos a la izquierda, para seguir en diagonal a la derecha, con el camino poco evidente.
Ahora entramos en una zona de bancales, donde el camino sigue recto y en ligera subida, con un bajo bancal a la izquierda, a tramos escalonado e invadido por el carrizo.
A unos 12’ del establo, llegamos a una portilla sin barrera, junto a una gran roca a la derecha, que me recordó el típico menhir de las historietas de Astérix y Obelix. En la pared de la izquierda, hay unos curiosos escalones incrustados para superarla cuando la portilla estaba cerrada. Al otro lado de la pared, a la izquierda, encontramos un horno de cal.
Nuestro camino continúa por la derecha, girando enseguida a la izquierda y de nuevo a la derecha. Sube suavemente por en medio del encinar, pasando junto a bastantes restos de actividad carbonera. El track dibuja dos opciones después de la portilla; la buena es la de la derecha, ya que la de la izquierda es únicamente un intento de búsqueda del camino adecuado.
En esta zona hay que estar muy atentos para seguir el camino, debido a las continuas curvas que va describiendo. A los 7’ de la portilla, encontramos una bifurcación, donde seguimos por el ramal de la derecha. En 3’ más, el camino sube junto a un promontorio rocoso, un cargador de carbonero y una sitja (era de carbonero). En estos tramos, encontraremos algunos hitos.
Desde la sitja, subiremos en dirección a una barraca cuadrada (4’), que dejaremos a la derecha, para continuar subiendo con fuerte pendiente. Guiados por los hitos y los restos de camino, nada fácil de seguir, subimos junto a unos pinos caídos (11’) y detrás de éstos, algo a la derecha, localizamos una barraca en buen estado de conservación. Continuamos subiendo por el lado izquierdo de la barraca, para encontrar en 1’, la primera de las dos balsas de Superna. Después, por un evidente camino, en ligera bajada y en la misma dirección que llevábamos, encontramos la segunda balsa a los pies de un árbol (6’).
Desde la balsa, seguimos bajando en la misma dirección, por un camino de carro, que se bifurca enseguida y tomamos la opción de la izquierda. Este nuevo camino, gira a la derecha, en ligera subida y construido sobre un margen de sostenimiento. En 7’ llegamos a un camino transversal, donde seguimos hacia la izquierda. En otros 5’, dejamos un ramal a la derecha y llegamos a un rancho de carbonero (sitja y barraca), situado en una pequeña explanada. Continuamos subiendo por la derecha, para encontrar una pequeña cisterna, a los 3’.
Desde la cisterna, vamos hacia la izquierda, en clara subida y sin camino, siguiendo los hitos, que nos irán acercando a las peñas de la derecha, en una travesía entre rocas, que en 15’, nos dejará a los pies del paso, junto a una encina y señalizado con dos pequeñas flechas rojas.
Este paso, el d’en Radó, aprovecha una grieta y una canal, para poner algunas piedras a modo de escalón y poder superar el roquedal. Después de la grieta inicial, bastante vertical, viene una canal bastante evidente y después de ésta, el terreno se allana. A la derecha encontramos unas rocas que son un excelente mirador natural para disfrutar de las vistas.
Regresamos al senderillo y lo seguimos dirección Norte. Al principio baja un poco, para volver a remontar y dejarnos a los 5’ junto a una sitja elevada, que veremos un poco sobre nuestro nivel. En el lado derecho de la sitja, encontramos el camino de bajada, por donde continuamos. Este camino, muy evidente y lleno de piedras, va bajando por el centro de la vaguada, en continuo zigzagueo y con márgenes de sostenimiento. Algo más abajo, si miramos hacia arriba, podremos ver la espectacularidad del camino.
En 7’, dejamos a la derecha la pequeña cisterna que habíamos visto a la subida y en 2’ más llegamos a la pequeña explanada con el rancho de carbonero. Ahora seguimos el camino hacia la izquierda, para dejar a la derecha en 4’ el ramal por donde subimos. Continuamos recto y en 7’, el camino rodea una sitja y baja a una pequeña explanada, donde hay una vieja bañera que se emplea como bebedero para los animales.
Continuamos hacia la izquierda, por este amplio camino y llegamos en 8’ a la rejilla de un chalet, que nos queda a la izquierda. Rodeamos la rejilla por la derecha y bajamos de nuevo a una amplia pista (3’), que seguimos también hacia la derecha.
Esta pista forestal, que discurre por el Comellar de sa Caçola, siempre en bajada, llega a una portilla con rejilla (16’), fácilmente superable por la izquierda. En 1’ más, encontramos otra portilla con una barrera de hierro, superable por cualquiera de los lados.
Seguimos la pista en la misma dirección y en 5’ llegamos a una barrera -normalmente sin candado-, que nos da el acceso a la carretera. Tomamos el asfalto hacia la derecha para alcanzar los coches en tan sólo 4’, donde damos por concluida la ruta de hoy.